El texto, nos introduce de sopetón en un escenario mundial en el que un país muy grande gobernado por un General salía de vez en cuando con todo su ejército poderoso y un cañón enorme a conquistar a otros países. Lo hacía por el bien de los conquistados, porque estaban convencidos de que su manera de vivir, de ver el mundo, era la mejor.
¿Nos suena este planteamiento inicial? ¿No nos resulta familiar esta falta de escucha, de humildad, de miradas hacia lo de los otros, lo diferente, lo desconocido? Es curioso cómo queda plasmado sin violencia alguna ni panfletarismo que el poder aplasta toda forma de curiosidad y respeto.
Llega un momento en el que ese gran país ha conquistado todo el mundo menos un pequeño país, insignificante para el General, pero como era el único allá que fue con su ejército marcial y el apoyo de todos sus ciudadanos. Lejos de encontrarse con una oposición, con una guerra buscada, con un enfrentamiento, se encuentra con un país sin ejército que parece estar esperándole para acogerle y hacer grata su estancia. Esto provoca cierto desconcierto y a partir de aquí, la historia muestra un proceso excitante de conquista al conquistador y al pueblo que representa. Elementos culturales como la comida, el juego, los cuentos, las canciones, se presentan como rasgos de identificación e intercambio entre las sociedades. ¿Quién conquista a quién? ¿Por qué? ¿Quién es más grande? ¿Para qué?